Rara vez suelo compartir textual un artículo, pero éste vale la pena (extraído del muro de Gary Anton Mostajo Troche):

El hombre que aprendió a flechar contra el viento

Conversación(es) con Amadeu Thiago de Mello

Por Gary Anton Mostajo Troche - 10 de mayo de 2014

Cuando me presentaron al poeta Thiago de Mello la mañana del homenaje que la UPSA iba a realizar al poeta Nicomedes Suárez Araúz, me dio la impresión de ver más bien a un gurú espiritual: un hombre de ochentaypico años, de porte erguido,vestido de guayabera y pantalón blanco (al igual que el pelo), con una bufanda verde encima del hombro. Y no me equivocaba: su voz, su porte, su semblante iluminado irradiaban una fuerza mágica, una energía indescriptible. Y ni hablar de su penetrante mirada que era difícil de mantener en la conversación. Viajó 48 horas desde un pueblito en la selva amazónica para llegar hasta Santa Cruz. Para adelantar las cosas, le había mandado algunas preguntas por correo electrónico y cuando me conoció, sus palabras me sorprendieron: "¿para qué quiere entrevistarme? Se nota que ya sabe todo de mí, puede responderse entonces usted mismo". A su lado estaba Adán Méndez, poeta chileno que había llegado con él,que no estaba menos estupefacto que yo. "Sé todo lo oficial –le dije– pero no las anécdotas". "Que te las cuente Adán", respondió, y me dio la espalda. No nos caímos muy bien, como se dice. Gracias a Juan Murillo e Ingrid Steinbach,que son los verdaderos culpables de esta entrevista y a quienes agradezco decorazón por ello, finalmente Thiago me recibió en una sala de la universidad. Me aclaró que su poesía no era para los críticos e intelectuales, sino para el pueblo, y que nadie debía lucrar con sus palabras. Saqué los papeles preparados para el caso, pero él me los arrebató, sonrió y me dijo: una sola pregunta, pero ninguna de las que usted tiene acá.

Amar la lectura

Cuénteme acerca de su infancia, cómo sus primeras experiencias moldearon su modo de verlas cosas.


Nací en el corazón de la selva, en elmunicipio de Barreirinha, bañado por las aguas del Paraná que es el brazo más largo del Río Amazonas. Mi madre me enseñó a leer, ya que desde que yo era unniño a todos les parecí un muchacho más avispado. Nos trasladamos luego a la ciudad de Manaus, para recibir la enseñanza fundamental. Durante la enseñanza primaria, yo aprendí a amar verdaderamente a la naturaleza gracias a una profesora que yo tuve, doña Aurélia. Ella  plantó en mí la importancia de la lectura para una verdadera formación. Ella nos invitó a pasar clases en el jardín de su casa los días sábados. Nosotros la amábamos y respetábamos mucho, con ella había una verdadera interacción de amor, porque un profesor no solo enseña, un profesor forma a las personas para vivir. Ellanos dijo que aprenderíamos a leer literatura de autores brasileños, y analizamos el cuento Um Apólogo de Machado de Asís, que narra la conversación de una aguja con un hilo respecto a quién esmás importante. En aquel tiempo no existía aún la obra de Paulo Freyre y otros pedagogos, pero ella tenía su propio método: uno leía un párrafo y otro lo explicaba, y así todos entendíamos. Si alguien no entendía, podía visitarla los domingos para que le ayudase a comprender. Cuando el curso terminó, nos pregunto quién tenía la razón, si la aguja o el hilo, y que justificáramos la respuesta. Todos pensamos en la aguja, porque marcaba el camino a seguir, pero uno de nosotros le dijo a doña Aurélia  que no estaba de acuerdo, y que el más importante era el hilo, porque tenía que sostenerlo todo y sin él.... ¡se le caería la falda! (risas). Amor, eso se llama amor. Ella sabía que la lectura era fundamental para la vida, porque quien lee no solamente sabe más: vale más como persona. Ella me enseñó a amar la lectura.

Terminada su respuesta, Thiago se levantó y se dirigió a lapuerta de la sala. Di un salto inusual y lo tomé del brazo. "¡No se me escape!", le dije. "Sólo una pregunta más, ¿Puede?". Me miró y acertó con la cabeza.

Denunciar lo inaceptable

Usted es un humanista,  un defensor de la vida,y lo dice claramente en Los estatutos delhombre. ¿Por qué tiene tanta confianza en el ser humano? ¿Realmente se puede confiar en la inteligencia del hombre, como dice su poema?

Cuando era niño recuerdo que a orillas del río Negro, en Manaus, había un aserradero que pertenecía al padre de unaamigo de la escuela. Un día de esos un caboclo, un mestizo, un obrero que colocaba tablas de madera en los pisos, me enseñó a "flechar contra el viento", a poner los volantines contra la corriente de aire para que se mantengan a flote. Yo veía que este obrero, que trabajaba la madera con esfuerzo, almorzaba solo un pocode pescado y harina de yuca. Entonces pregunté a mi madre porqué aquel hombre que realizaba las tareas más duras comía aquella cosa miserable, mientras el dueño del negocio podía comer lo que quisiera. Ella respondió: "usted va a crecer y va a aprender sobre las diferencias, las desigualdades sociales". Entonces yo hice mi opción y esto ha marcado mi vida. La miseria es una iniquidad feroz y inaceptable. Esto es lo que trato de denunciar, pero estas realidad no se conocen con lecturas de universidad,sino solo cuando uno abre su corazón al pueblo.

Luego de esta pregunta Thiago me abrazó fuertemente y, de lamano de Adán (¡que metáfora!) se escapó al Aula Magna, donde el sacerdote jesuita Enrique Jordá empezaba una conferencia sobre la espiritualidad del pueblo mojeño. Fue un "estate quieto". Mis papelitos de preguntas se desparramaron en el piso.

El hermano de la floresta

Por supuesto, no quedé del todo contento, así que aproveché que lo vería nuevamente en el almuerzo para intentar extraerle algo más de información. Me pidió que me sentara a su lado y, literal, nos reconciliamos. Me habló con algo de detalle sobre Oscar Cerruto y Augusto Céspedes, a quienes conoció en la década de los sesenta y le enseñaron a pronunciar correctamente la palabra "sajta (de pollo)", poco antes  que fuera agregado cultural en Chile y entrara en contacto con Pablo Neruda. Entonces lo abordé a quemarropa con aquello que en realidad justificaba toda la entrevista.

Se nota que usted quiere mucho a Nicomedes Suárez Araúz, ya que vino desde su casa en plena selva para el homenaje que la Universidad [Privada de Santa Cruz de la Sierra] le hará esta noche. Su relación de amistad es muy cálida y se nota más en el prólogo/poema en la última edición de su Recetario Amazónico de Dios. ¿Qué piensa usted de él, de su poesía?

Somos como hermanos, el es un hijo de la floresta. Yo lo conocí en Nueva York hace muchos años y no dudé en invitarle a un encuentro de poetas amazónicos, que se realizó en Manaus a principios de los noventa, al que llamamos "La poesía se encuentra en la floresta". De todos los escritores que participaron en aquella oportunidad él fue el más grande, era mucho más que un simple poeta: El llevó la poesía a laselva. Todos quedamos admirados por su forma de escribir, por su capacidad creadora. Hasta los niños aprendían y recitaban poemas de Nicomedes. Yo intento ser una voz de la poesía Amazónica en Latinoamérica y en Europa, hice mi parte. Nicomedes también hizo la suya, gracias a él la poesía boliviana y la poesía de nuestra América se conocieron en los Estados Unidos a través de una hermosa antología que él elaboró con varios poetas amazónicos. Yo vine a Bolivia para compartir con él la gran alegría de ser homenajeado por tu universidad, que se reconozcan sus méritos.

Lo vi comer con extraña devoción alas de pollo picantes. Pidió una botella de vino y aceite de oliva, y luego plátanos dulces de postre.En el camino a su hotel, cantó en español unas poesías de Neruda. Tiene una hermosa voz. Los vi por la noche, en la segunda parte del evento en la universidad, pero hablamos muy poco, ya que estaba enredado en entrevistas aquí y allá.

"Queda decretado que ahora vale la verdad"

En la jornada posterior al día del homenaje a Nicomedes y aprovechando el feriado por el día del trabajo, con algo más de tranquilidad, varios escritores amigos se reunieron en casa de Magela Baudoin y Sergio Torrrelio (que merecen una mención especial en el catálogo universal de los buenos anfitriones) para leer poesía y, por supuesto, servirse un platito. Aquella fue una tarde/noche muy especial. Thiago nos mostró su particular afección por el whisky, el vino argentino y los picantes. Recitó una traducción, realizada por él mismo en aquél momento, de su poema El animal de la selva. Habló de la educación en su país y su preocupación por la tecnología, que ha logrado descubrir universos y galaxias a miles de años luz pero que "no ha podido llegar al corazón de los niños". Mencionó la importancia de publicar a los poetas jóvenes (en papel de libro y buenas ediciones, y no solo en versiones digitales autodifundidas o en lecturas "callejeras"), que los críticos escriben pensando en el prestigio del autor y no la poesía misma, que ésta es sagrada yel escritor un artesano de lo venerable. No olvidó mencionar que los libros son"la cosa más sensual, porque huelen a mujer". Se sacó fotos con todos (algunasmás con Vilma Tapia), firmó libros y recibió a cambio volúmenes enteros de escritosde todas las manos posibles. ¡Incluso tuvo la idea descabellada de darle un beso en la cabeza –con las respectivas autorizaciones– a Oscar "Puky" Gutiérrez!

Thiago se fue de Bolivia repitiendo que hace tiempo no había tenido tantas emociones juntas, y culpando a su amigo Nicomedes por ello. Medio un abrazo y mencionó que me había llegado a tomar gran cariño. Hasta ahora tengo una frase suya rondando en la cabeza: "Yo siempre digo que todos caminamos la ruta y por eso el camino no es lo más importante, sino que seamos capaces de caminar en él". El camino es la construcción de una sociedad solidaria en la que, como él recalcó innumerables veces, cada uno debe hacer su parte. Queda decretado que ahora y siempre sólo valdrá esta única verdad.

EL ANIMAL DE LA SELVA
(Traducción automática de Thiago en la casa de Magela)


De madera lila, nadie me cree, se hizo mi corazón.
Especie escasa de cedro por el color
y por contener en su centro
la muerte que lo amenaza.
Madera duele,
pregunta a quien me ve los brazos verdes,
los ojos llenos de alas.
Por mí contesta la luz del amanecer,
que recubre de luces esmaltadas
las aguas grandes que me dieron raza
y cantan en los orígenes de mi ser.
En el crepúsculo cerca estoy,
entre el azul de las estrellas
y el verde donde canta mi corazón.
Ya no hace daño, ya no hace mal que duela
mi bravo corazón de agua y madera.


(Thiago de Mello con Nicomedes Suárez Araúz)

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Para una mayor luz (y fuera del artículo escrito por Gary Mostajo), acá parte de la referencia de Wikipedia sobre Amadeu Thiago de Mello:

Cita de: WikipediaAmadeu Thiago de Mello (Barreirinha, Amazonas, 30 de marzo de 1926) es un poeta brasileño.

Después de estar detenido durante el golpe de Estado en 1964, se exilió en Chile, donde conoció a Pablo Neruda y a la cantora popular Violeta Parra, aunque también viajó por Argentina, Francia, Alemania y Portugal hasta el fin del régimen militar, cuando volvió a Barreirinha, su pueblo natal.

Es hermano del músico Gaudêncio Thiago de Mello.