Y bien, pues por el cariñó que le tengo a algunas historias de Terror y Creepy Pastas (y recordando un concurso de Creepy pastas que tuvimos hace aproximadamente dos años) decidí escribir algunas historias que me sé y que escuché de familiares, amigos de amigos y demás.

Creo que lo leí hace años en un periódico local pero también escuché versiones parecidas, así que creo que puede tener un fondo de aterradora "verdad".

Se cuenta que existía un camino en un área lejana a la ciudad en donde hace mucho habían estado pasando y apareciendo cosas extrañas. Algunos cuentan que era en el área rural del occidente, donde los pastores solían sacar a pasear su rebaño o en un área despejada del oriente en donde solamente existe vegetación, árboles y todo está rodeado de plantas y soledad.

Muchos pobladores del lugar estaban asustados. Hace mucho que había estado apareciendo un "fantasma", "espíritu" o "alma" por las inmediaciones del lugar. Muchos contaban que habían estado pasando por ahí y de un momento a otro se daban cuenta de que los estaban siguiendo, lo que los llevaba a volverse y ver a un hombre esquelético detrás de ellos; siempre cerca a un gigantesco árbol que se encontraba a un lado del camino.
Habían pasado días de aquello y nadie se atrevía a cruzar por el lugar; fuera de día o de noche todos habían estado pendientes de aquella terrible aparición.

Algunos cuentan de que fue un hombre valiente del pueblo, otros que fue uno de los hombres sabios y con poderes curativos; uno de esos clásicos "curanderos" que conocía del tema el que fue a enfrentar a ello un día.
Después de  una noche especial en donde una madre y su hijo habían quedado consternados por ver aquella aparición, el hombre se dirigió directamente al árbol para la sorpresa de todos, escalando llegó hasta la copa hasta que en un momento a otro se encontró en el mismo centro del árbol.

Ahí encontró un nido de cabellos envuelto entre tanta maraña. En ese mismo instante la figura tenebrosa apareció al pie del árbol asustando a más de uno pero antes de que sucediera nada el hombre sobre el árbol sacó un fósforo y quemó toda la maraña de cabellos reduciéndolo a cenizas.

Y la figura desapareció sin dejar rastro alguno para no volver a aparecer más.

Por eso muchas personas mantienen la creencia de que se deben destruir desechos que fueron parte del cuerpo tales como uñas y cabellos puesto que llevan implícitamente adheridos vestigios de lo que fue la persona en vida y que pueden servir para una "condena" o también para realizar maleficios que pueden dañar a la persona.

Una creencia familiar que, aunque sé que es algo irracional, sigo cada vez que tengo la oportunidad.

En las ocasiones en las que salíamos de paseo cuando niños mi hermano y yo solíamos estar fascinados con tantas cosas encontradas; en ese tiempo no teníamos ninguna conciencia de que podría ser mal visto alzar cosas en la calle así que nos divertíamos con lo que podríamos encontrar.

Recuerdo que se nos tenía prohibido comprar golosinas o dulces por el cuidado de nuestros dientes pero alguien un día nos había regalado una figura de los antiguos chicles "Bazooka" y nos fascinó por lo que nos metimos de lleno a coleccionarlas puesto que tenían una historieta con un número de serie que queríamos seguir. Después de encontrar muchísimos por todas partes simplemente nos volvimos más sensibles a todo lo que podríamos ver en la calle.

En la primera ocasión vimos extrañamente un juguete completamente nuevo y en caja tirado en un terreno baldío o más bien en cercanías. Estaba colocado de tal manera extraña...como si esperaran que alguien lo encontrara lo más pronto posible para poder llevárselo. Mi hermano y yo nos quedamos fascinados y tratamos de llevarnos el juguete hasta que mi mamá, espantada, nos llevó lejos de ahí prohibiéndosenos llevárnoslo, alzarlo e incluso tocarlo, sin explicar más.

En muchas ocasiones más encontramos cosas similares; las más extrañas fueron cosas de comer como galletas finísimas en caja, muñecas y muñecos, retratos de santos, vírgenes y figuras de yeso y estuco.

Un día le pregunté a mi mamá el por qué de las prohibiciones y me explicó que estos objetos servían para "cambiar la suerte" a las personas; es decir que habían personas que se encontraban con enfermedades graves o situaciones penosas tanto familiares como laborales y que acudían a un "brujo" o curandero que realizaba rituales en donde toda la "mala suerte" de aquella persona se "introducía" a algo que llamara la atención y que resultara una "tentación" que se colocaba en un lugar visible donde quien lo tocara "cambiaria" la suerte de tal persona por la suya.

El relato me pareció desagradable pero al ver la incidencia de tantas cosas por ahí ahora incluso, al ver algo así en la calle no tengo dudas en cambiar de acera con un pensamiento y sensación desagradable en mí.